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Poemas

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Desde el extremo de la mesa

Desde el extremo de la mesa

el mar interrumpía nuestras conversaciones

armando y desarmando

la famosa realidad

que nadie conocía,

que nadie sabía conocer.

La tierra próxima

que había que tocar con dedos ciegos

porque habíamos perdido

su contorno de luz

o gastado la trama

de los signos

o quizás

en la perspectiva

habíamos perdido los pasos,

los cuentos y las huellas.

Luis Mizón

Cerca de mi ciudad desmemoriada

Luis Mizón

Cerca de mi ciudad desmemoriada

arde un bosque de grandes eucaliptos.

Signos impalpables quedan en mis libros

viejos trazos que no puedo recordar

aparecen en todos mis papeles.

No borres ese canto esa ceniza

hojas de boldo de litre agujas de pino

poemas escritos en cuadernos escolares

sauces aromos cardos

llueve un canto oscuro sobre el mar

y las playas

el techo de las casas

y el oleaje.

El viento olvida

la palabra apenas dicha

en su trama de brizna.

El viento viene del sol o del cielo

de allá arriba del alba y la memoria.

Aquí olvidamos entre tantos muros

que la luz es un brillo sin palabras

y la palabra polvo iluminado.

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Clasificada nazco como mujer.  

Eterna esposa entre ollas, platos, calcetines, escobas, cocinas, papillas y cedazos. 

Río en mi apostolado de sábanas.  

Aséptica rechazo ambigüedades: 

defiendo el-legado-del-espíritu,  

mientras exorcizo el presupuesto.  

Funcionaria del tiempo distribuyo los mil y un días en flagrantes compromisos, cumpleaños y bautizos.  Toda una red de conductas hidrópicas, purgativas. La soledad me marca en las ferias y en las plazas.  En el instinto me refugio.  

Me controlan la matriz.  

Me postergan, me limitan, dosifican la ternura y las palabras.  

Planeamientos de alto nivel condicionan mis esquemas.  Sobre el parir o no parir 

hablan.  

Ponen odio y miedo.  

Me lanzan por el rostro las leyes, la religión o las costumbres 

Y a ti que te sonríes, te borraré del Paraíso.​​ 

Hembrimasoquismo

Alicia Galaz

Círculo cerrado

Alicia Galaz

La madre Rosa tiene un hijo Juan y ese hijo Juan tiene un hijo Pedro, entonces la abuela Rosa aconseja a su nieto Pedro que cuide de su padre Juan en los últimos días de su vejez.  

El hijo Pedro entierra a su padre Juan 

y cruza por la vida engendrando a Francisco, Inés, José, Mario y Jorge, que luego sepultan a su padre Pedro para todos ellos engendrar las Rosa, los Juan, los Pedro, los Francisco, las Inés, 

los José, los Mario y los Jorge, 

enterrando y engendrando ad aeternum.​​ 

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Como Moisés mirando a Valparaíso desde lo alto

Eduardo Embry

Entonces, subí a la cima
más alta de estos cerros,
y consolándome, más como poeta
que corredor de propiedades,
me dije:
“He ahí la tierra que Dios
nos ha dado”.
 
Abajo y en la lontananza
se ven montes, llanos,
la extensa, delgada franja de tierra
con sus manchas
de verde intenso, sus claros y oscuros,
toda la mar se ve,
árboles con frutos rojos,
blancos y azules,
jovencitas y jovencitos rubios como el trigo,
para escoger, todo a la mano.
 
Después que murió Moisés,
esa visión dada desde arriba
puede que desaparezca y aparezca,
(como típica página del cielo)
pero no los avisos de sus enemigos:
“He ahí la tierra
sólo para ver
y no tocar”

Enxeimplo del manuscrito que con el agua se borra

Eduardo Embry

Este es un manuscrito que con
el agua pura de la memoria,
día a día, se está borrando;
en archivos medio borrosos
me lo encontré, aunque no era
una tortilla loca, rodaba como si lo fuera;
debajo de una mesa, o de una silla,
con el pie la detuve,
y no es que fuera realmente
un racimo apiñado y denso,
sin muchas preguntas, muy suavemente
qué delicioso manuscrito fuera,
quise poner su vino en mi boca,
pero como no lo alcanzaba,
me dije: ‘estas uvas ya no me gustan’;
este es uno de los pocos manuscritos
más antiguos que se conocen 
que con agua pura de la memoria
se borra.

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Valparaíso

Gitano Rodriguez

Yo no he sabido nunca de su historia,
un día nací allí sencillamente,
el viejo puerto vigilo mi infancia
con rostro de fría indiferencia,
porque no nací pobre y siempre tuve
un miedo inconcebible a la pobreza.

Yo les quiero contar lo que he observado
para que nos vayamos conociendo
el habitante encadenó las calles;
la lluvia destiñó las escaleras,
un manto de tristeza fue cubriendo
los cerros con sus calles y sus niños.

Y vino el temporal y la llovizna
con su carga de arena y desperdicio,
por ahí paso la muerte tantas veces,
la muerte que enlutó a Valparaíso
y una vez más el viento como siempre,
limpió la cara de este puerto herido.

Pero este puerto amarra como el hambre,
no se puede vivir sin conocerlo,
no se puede dejar sin que nos falten,
la brea, el viento sur, los volantines,
el pescador de jaibas que entristece
nuestro paisaje de la costanera.

Primero de Mayo en la Plaza del Pueblo 

​

En la plaza del pueblo

01 de mayo 71.

Tienes que cantar para todos los trabajadores

que se reúnen aquí.

Así se despiertan muy temprano

de lo contrario no se llega a la gente

Cuadrado permanece vacío.

Inmediatamente oyen los altavoces

que ellos llaman voluntarios

para transportarlos.

Usted tiene que llevar varios corredores

hasta el punto de partida

Trabajo de maratón

que en la colina de Playa Ancha

Se va a extenderse.

Después de haber completado este paso se comienza de nuevo

y la gente viene.

Aquí vienen los hombres del puerto

con sus herramientas de trabajo,

la plaza se cubre con banderas,

Todavía la gente vino

con banderas y pañuelos.

Saludando a los estudiantes

que llena la plaza

con clarinetes y canciones,

los sonidos del tambor y clarinete

Él llama a todos a luchar.

Cantando una canción que dice:

que ahora nadie ni nada nos detendrán.

Gitano Rodriguez

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